
De la Calle al Servicio Público: Los Primeros Taxis de Cúcuta
El surgimiento del servicio de taxi en Cúcuta está íntimamente ligado a la dinámica social y económica de la ciudad fronteriza. A finales de la década de 1950, Cúcuta experimentaba un crecimiento demográfico y comercial gracias a su papel como punto de intercambio con Venezuela. Fue en ese contexto que aparecieron los primeros “taxis”: vehículos particulares, generalmente de gamas media y alta para la época, que se adaptaban de manera improvisada para transportar pasajeros. Estos autos eran pintados de negro —un color que no respondía a ninguna normativa— y carecían de cualquier identificación oficial.
En ausencia de regulación, la relación entre pasajero y conductor quedaba supeditada a la habilidad de negociación de cada uno. El pasajero ofrecía un precio y el conductor podía aceptarlo, rechazarlo o proponer una cifra diferente. Esta dinámica generaba desigualdades marcadas: un mismo trayecto podía costar el doble o el triple, dependiendo de la reputación del conductor o de la hora del día. No existían rutas preestablecidas ni paraderos fijos. Muchas veces, los conductores pasaban horas recorriendo las calles principales de la ciudad esperando pasajeros, lo que aumentaba el tráfico y provocaba desorden.
El incremento de incidentes de inseguridad —casos de robo, discusiones por tarifas impagas y accidentes sin seguro— llevó a un clamor público por normas claras. Fue así como, a principios de los años 70, el Concejo Municipal de Cúcuta aprobó la Ordenanza 12 de 1971, que establecía:
- Registro obligatorio de vehículos: Solo podían operar como taxis aquellos automóviles inscritos en el Registro Único de Vehículos de Servicio Público (RUVE).
- Identificación oficial: Los taxis debían estar pintados de color claro con franjas laterales, y llevar un letrero luminoso en el techo con la palabra «TAXI».
- Implementación del taxímetro: Se exigía la instalación de un aparato que midiera la distancia recorrida y el tiempo transcurrido, garantizando tarifas uniformes en función de la tabla oficial.
- Licencia para conductores: Los choferes debían obtener una credencial municipal, acreditando su hoja de vida y pasando un examen básico de tránsito.
Estas disposiciones empezaron a aplicarse gradualmente a partir de 1973. En un primer momento, solo el 30% de los vehículos cumplía la norma; el resto, ante la imposición de fuertes multas, se vio obligado a adecuarse o retirarse del servicio. La implantación del taxímetro, en particular, transformó el panorama: aunque al principio muchos conductores lo saboteaban o manipulaban, los controles periódicos y sanciones comenzaron a disuadir estas prácticas ilegales.
La regulación formal no solo mejoró la transparencia de las tarifas, sino que también abrió la puerta a la profesionalización del oficio. Surgen las primeras cooperativas de taxi, donde los conductores compartían costos de mantenimiento, seguros y capacitación. Aparecieron también los primeros radios comunicadores, sentando las bases para futuros sistemas de central de despacho.
Consciente de la importancia de un servicio ordenado, la administración municipal de Cúcuta instauró en 1978 el Programa de Capacitaciones Viales, dirigido a choferes de taxi. Este programa abordaba temas de atención al cliente, normas de tránsito y primeros auxilios. Aunque la asistencia no era obligatoria, muchos conductores vieron en estas charlas la oportunidad de mejorar su reputación y atraer más pasajeros.